Doctrina y fundamento
Hay un solo Dios. Él nos creó. Él nos ama. Su deseo siempre ha sido que disfrutemos de una profunda y saludable relación con Él. Él es conocido como la Trinidad, tres personas distintas que siempre han existido: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo pero un sólo Dios. (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10,11; Mateo 28:19; Lucas 3:22) Él es el creador de todo lo que existe, tanto visible como invisible, y por lo tanto es digno de toda gloria y alabanza. Dios es perfecto en amor, poder, santidad, bondad, conocimiento, sabiduría, justicia y misericordia. Él es inmutable y, por lo tanto, es el mismo ayer, hoy y mañana.
La Biblia es la única fuente que moldea nuestra comprensión de Dios. Estamos convencidos de que el mensaje de la Biblia está inspirado por Dios y que le proporciona a la humanidad un camino claro hacia una relación con Él. (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21)
Jesucristo es el hijo de Dios. Entró voluntariamente a la humanidad al nacer de una virgen. Él vivió una vida sin pecado, murió en una cruz y resucitó de entre los muertos para pagar por nuestros pecados. El perdón de nuestros pecados y la relación correcta con Dios se encuentran solo a través de Él. (Mateo 1:23; Lucas 1:31,35). (Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22).
El Espíritu Santo atrae a todas las personas a Cristo. Él entra a nuestra vida cuando tomamos la decisión de recibir a Cristo. Él está activo en nuestra vida diaria, dando poder y dones espirituales a los creyentes para el crecimiento y el servicio. (Juan 7:37–39; Hechos 4:8), una reverencia más profunda para Dios (Hechos 2:43; Hebreos 12:28), una consagración más intensa a Dios y dedicación a su obra (Hechos 2:42) y un amor más activo para Cristo, para su Palabra y para los perdidos (Marcos 16:20).
La iglesia de Jesucristo está compuesta por todas las personas en todas partes que lo conocen como su Señor y Salvador como alguien que realmente puede perdonar sus pecados.
La Iglesia debe ser el cuerpo visible de Cristo, enviado al mundo para glorificar a Dios y proclamar el evangelio de Jesucristo.
La Iglesia será levantada en un evento esperado llamado el rapto y Jesús regresará algún día para traer justicia y rectitud para establecer un nuevo cielo y una nueva tierra. (1 Tesalonicenses 4:16, 17; Romanos 8:23; Tito 2:13; 1 Corintios 15:51, 52).
Jesucristo regresará un día para juzgar tanto a los vivos como a los muertos y para anunciar la plenitud del reino de Dios en la tierra.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Juan 11:25